Hemos estado 10 amigos treintañeros, con nuestros hijos. La casa es brutal. El dueño es muy majo. La decoración es hiperdetallista, elegante, excelentemente ambientada. El equipamiento es un lujo. Se han gastado todo lo posible sin escatimar en cada rincón. Tienen muebles que son joyas del XIX. A la casa le haría falta un poco más de luz exterior, sin embargo dentro posee muchas luces para iluminar todas los rincones y estancias. La calefacción es muy potente. Sale el calor del suelo. Es muy espaciosa. Dentro tienes la sensación de estar en un salón patio. Es una sensación muy agradable. Es la mejor Casa Rural en la que hemos estado todos. El jardín exterior con su terraza da un espacio muy confortable para comer fuera o charlar o disfrutar de las vistas. A nosotros nos hizo un fin de semana primaveral y soleado. Nos hubiera gustado que la tapa del piano estuviera abierta pero, Javi, el dueño, nos explicó que del mal uso que hicieron algunos, se estropearon unas teclas y afinarlo supone un fuerte desembolso, junto con el riesgo de que lo vuelvan a mal usar. Lo cual es lógico. Aún así, le da un toque bohemio a la casa. También hechamos en falta una luz encima de la barbacoa, porque en seguida anochece e incomoda mucho no poder ver mientras se asan todas las carnes, incluso si te están tomando un buen vino. Ese rincón requiere una luz que acompañe.
Es de agradecer que al llegar encuentres muchos cajones llenos de leche, bollería, mermeladas, madalenas, fruta, huevos de corral, aceite, tés, etc etc etc etc etc. No nos había pasado en ningún otro sitio. Son detallazos que te hacen sentir muy bienvenido. Lo mismo en los baños. Geles, velas, etc, etc, etc. Han cuidado todos los detalles. A nosotros, siendo 10 personas nos resultó un precio muy bueno.
En cuanto al pueblo... muy simpático. Hay una ruta de tascas imprescindible. Para volver moña a la casa y disfrutar de nuevo de todas sus posibilidades. Nosotros no tocamos el coche ningún día.
¡Disfrutarla!