Casa Rural La Breña en La Palma

La casa original data de 1920, aunque la edificación existente se construyó como ampliación de la anterior en los años 50. La última reforma se hizo en 2.015, realizando una profunda rehabilitación y modernización del conjunto, conservando los valores históricos que la identifican, pero equiparándola con nuevas instalaciones y dotaciones para aportarle el máximo confort posible con aquellas comodidades y servicios que pueden demandar sus huéspedes.
La finca la compro mi abuelo para huir con su familia de una epidemia de gripe que se cobraba muchas vidas entre los niños de La Palma. Con los años se convirtió en la casa de veraneo, por su especiales condiciones de clima y relación con el entorno rural y por ello era frecuente que familiares y amigos la utilizaran para su luna de miel.
La propiedad pasó luego a mi madre y al fallecer esta, a mi.
El conjunto había sufrido un cierto deterioro por la falta de uso y el abandono de la explotación agrícola, por lo que necesitaba una intervención urgente.
El cariño que toda la familia teníamos por la casa debido a los recuerdos de la infancia de las distintas generaciones, nos animó a realizar un proyecto de rehabilitación integral, tanto de la finca como de la casa, que nos permitiera compartirla con otras personas orientando su explotación a Turismo Rural, para así, poder asegurar su conservación.
La casa ha quedado preciosa y esta ubicada en lo alto de un pequeño barranco en la ladera este de la isla, con lo que ejerce la función de mirador frente al océano atlántico. Desde todos los puntos de vista de la casa y del exterior se domina el mar. Esta rodeada de jardines y terrazas y circundada por una pequeña finca de frutales (mangos, papayas, aguacates etc), de cultivo ecológico, a la que pueden acceder los huéspedes.

Si una palabra puede definir las sensaciones que produce la casa, es PAZ. La luz que predomina, el aire limpio, la vista del mar, las aves que allí habitan, y el entorno rural, hacen que nuestros bioritmos cambien. Para mi, un momento que me gratifica es el amanecer. Se puede acceder a la terraza y piscina directamente desde las habitaciones, abrir la puerta y quedarte en la cama, y desde ella ver el cielo y oír los pájaros, es un gozo que solo consigo allí.
Según transcurre el día, cada rincón de la propiedad tiene su momento. Para desayunar, recomiendo la terraza que esta unida al salón en la fachada este. A esa hora no le da el sol y las vistas sobre el mar, son fantásticas, Desde allí, podemos ver los barcos que entran y salen del puerto de Santa Cruz de La Palma.
Los baños en la piscina, los rincones para abstraernos en la lectura o para tomar el sol, la zona de Chil out donde tomar un vino por la tarde en la pérgola de la terraza sur, la zona de la barbacoa, junto al antiguo aljibe, donde se puede instalar un comedor al aire libre con un equipamiento completo...,no se, la casa me encanta!.