Se trata de una casona asturiana de más de 200 años, rehabilitada y situada en la parte alta del pueblo pero dentro del casco urbano. Por su ubicación es más tranquila que la mayoría de los alojamientos y tiene acceso rodado hasta la puerta, algo especial en un lugar como Lastres donde muchas calles son estrechas y no pasan los coches o no pueden aparcar. Generalmente hay sitio para aparcar a la puerta o en las inmediaciones.
La propiedad tiene jardín privado con vistas al mar. Por la orientación, las vistas son increíbles: el Mar Cantábrico, la costa oriental y a la vez la Sierra del Sueve y los Picos de Europa hacen de la casa un lugar privilegiado.
Es perfecta para pasar unos días de descanso o para recorrer las zonas central y oriental de la región, ya que las distancias son pequeñas: una hora a Llanes y Arenas de Cabrales; cuarenta minutos a Cangas de Onís y Oviedo; media hora a Gijón. En las cercanías está el MUJA, varias playas grandes como el Arenal de Morís, la Griega, playa de Vega o Rodiles; o las propias playas del pueblo, más pequeñitas pero perfectas para ir dando un paseo (10 minutos andando).
La distribución hace de ella el lugar algo prefecto para unas vacaciones en grupo de amigos o familia. Con capacidad para 8 personas, tiene un tamaño de 300 metros cuadrados con la siguiente distribución: dos salones grandes, un comedor, una cocina completa, biblioteca, tres baños completos y dos aseos, mesón con cocina, dos distribuidores, jardín con barbacoa y mesa y sillas de exterior y cuarto de lavado y almacén. Los espacios son en general amplios y abiertos. Se trata de un inmueble rústico en el que los suelos y techos son de madera y las paredes de piedra.